Cuidarse sin obsesionarse
Hacer ejercicio y comer saludable son hábitos para mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, si estos se convierten en una obsesión, es clave buscar ayuda profesional. Son muchas las razones que nos motivan a ejercitarnos o practicar alguna actividad física –trotar, nadar, bici, patinar, etc.– varios días a la semana. Por ejemplo, vernos […]
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Hacer ejercicio y comer saludable son hábitos para mejorar
nuestra calidad de vida. Sin embargo, si estos se convierten en una obsesión, es
clave buscar ayuda profesional.
Son muchas las razones que nos motivan
a ejercitarnos o practicar alguna actividad física –trotar, nadar, bici,
patinar, etc.– varios días a la semana. Por ejemplo, vernos y sentirnos bien,
tener más energía, mejorar el estado de ánimo, desestresarnos o prevenir
enfermedades cardiovasculares.
Aparte de eso, si queremos ver mejores
resultados, es necesario complementarlo con una alimentación balanceada y
saludable, que le aporte a nuestro cuerpo todos los nutrientes, vitaminas y
energía que requiere para cumplir con las actividades del día a día.
Este es el panorama ideal. Sin embargo,
en algunas personas el ejercicio y la alimentación pueden volverse una obsesión:
dejan de ser una práctica saludable y convertirse en algo que afecta tanto el
físico como la mente.
“La obsesión con la alimentación puede
presentarse en personas con trastorno obsesivo compulsivo o personalidad
obsesiva. Estas personas se caracterizan por ser perfeccionistas,
estructuradas, con un alto nivel de rigidez cognitiva e incluso, obstinadas o tercas”,
manifiesta la psicóloga Adriana Gil Echeverry.
Si bien todos estos rasgos son
favorables para lograr objetivos, por ejemplo, para el fin de perder peso, si no
hay un control, puede desencadenar un problema.
¡Alertas!
Cuando hay obsesión por la alimentación
es común que la persona:
- Piense más de lo normal en la comida o en la
pérdida de calorías con base en el ejercicio.
- Se preocupe en exceso por los números, las
tallas, las calorías, los componentes de los alimentos.
- Sea muy selectiva con los alimentos que puede
comer.
- Sienta culpa o intranquilidad excesiva por
comer un alimento que considera prohibido y esto lo lleva a excederse en
el ejercicio.
- Pierda el disfrute por la comida y evite
compartir con su pareja, familia o amigos, almuerzos, cenas o reuniones
sociales, porque prefiere comer solo. Se aísla.
- Tenga rituales como picar la comida en trozos
pequeños para comerla muy despacio.
Principales consecuencias
Obsesionarse con la alimentación resulta
perjudicial para la salud por varios motivos:
- Se incrementan algunas vitaminas y se
disminuyen otras, lo que genera un desequilibrio metabólico. En casos
extremos, puede haber hospitalización e incluso, riesgo de muerte.
- Altera la vida cotidiana de la persona, no le
permite tener una relación sana con otros, no trabaja feliz, pierde el
sentido y puede deprimirse y tener otros tipos de ansiedad porque todo
gira alrededor de la alimentación.
Recomendaciones
Cuando se pierda el disfrute por la
comida y se invierta mucho tiempo en pensar y planificar qué comer, es
importante:
- Buscar ayuda psicológica para hablar con
tranquilidad del tema. Si no es posible hacerlo, apoyarse en la familia o
los amigos, contarles qué está pasando y qué sentimientos genera esto.
- No buscar respuestas en internet, puede causar
más ansiedad y preocupación que soluciones.
- En cuanto a tratamiento, se recomienda una
terapia multidisciplinar, en la que participe un psiquiatra, un psicólogo,
un nutricionista y un deportólogo que ayuden a la persona a nivelar su
ansiedad y llevar una vida realmente saludable.
RECUADRO
Boom por lo natural y lo fitness
Las redes sociales se han convertido en
canales para mostrar un estilo de vida saludable. Cada vez más famosos e influenciadorespromueven una alimentación más
orgánica, natural, basada en superalimentos y recomiendan a sus miles de
seguidores planes y dietas a partir de su experiencia.
Frente a esto, la recomendación es a no
seguir todos sus consejos y asesorarse con profesionales adecuados, porque cada
cuerpo es diferente y lo que puede funcionar para algunos, para otros no.
DESTACADO
Para no obsesionarse, hay que aprender
a comer: identificar cómo me relaciono con la comida, qué significa para mí, si
la disfruto y saber cuándo hay que parar.
Fuente: Adriana Gil
Echeverry, psicóloga.